Como consumidor, probablemente te encuentres con una gran variedad de productos al hacer la compra, tanto marcas blancas como marcas tradicionales. ¿Cuál es la diferencia? Las marcas blancas son productos creados exclusivamente para un minorista concreto, mientras que las marcas tradicionales son productos creados y comercializados al público por el fabricante original.
Aunque ambos tipos de productos pueden ser de calidad, difieren en algunos aspectos, y puede merecer la pena considerar los pros y los contras de ambos antes de decidir qué comprar.
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Aquí tienes cinco razones por las que deberías optar por las marcas blancas frente a las marcas tradicionales.
📢 1. Control de calidad
Una de las principales ventajas de las marcas blancas es el mayor grado de control de calidad que el minorista tiene sobre los productos.
Cuando un minorista produce estas etiquetas internamente, tiene la oportunidad de controlar y supervisar la calidad, garantizando que los compradores obtengan el mejor producto posible.
Además, los minoristas pueden dictar las especificaciones precisas del producto para cumplir sus propias normas y objetivos, lo que les proporciona un mayor nivel de control sobre los productos.
📢 2. Precios más bajos
Las marcas blancas pueden ser a menudo más asequibles que las marcas tradicionales.
Esto se debe a que, en algunos casos, los minoristas pueden comprar al por mayor los ingredientes y materiales utilizados para fabricar el producto, lo que reduce sus costes totales y les permite rebajar el precio de venta al público.
Además, algunas marcas blancas no necesitan incluir costes de marketing o publicidad en su producto final, ya que no pretenden promocionarlas entre el gran público.
El ahorro que los minoristas obtienen de la compra a granel y de los menores costes de marketing puede repercutirse en los compradores en forma de precios más baratos.
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📢 3. Mayor rentabilidad
Para los minoristas, las marcas blancas ofrecen una mayor rentabilidad.
Esto se debe a que, debido al ahorro de costes asociado y a la falta de publicidad, los compradores pueden repercutir los costes más bajos, lo que significa que el minorista podrá obtener mayores beneficios de la venta de marcas blancas.
Además, como las marcas blancas se crean exclusivamente para un determinado minorista, no tendrán que competir con otras marcas por el espacio en los estantes ni enfrentarse a la competencia entre marcas.
📢 4. Mayor flexibilidad
Crear y vender marcas blancas da a los minoristas mucha más flexibilidad a la hora de cambiar productos y precios.
Como las marcas blancas sólo están disponibles a través de un minorista, éste es el único que decide si cambia los precios, el envase, los ingredientes y otros detalles del producto.
Esta libertad permite a los minoristas ajustar fácilmente el producto para satisfacer las necesidades y preferencias cambiantes de los consumidores.
📢 5. Reconocimiento de marca
Por último, las marcas blancas ofrecen a los minoristas la oportunidad de desarrollar su propio reconocimiento de marca e identidad en el mercado.
Al vender sus propios productos de marca blanca, los minoristas pueden crear una experiencia de marca única y una historia que los consumidores puedan asociar con su minorista en particular.
La identidad de marca puede lograrse mediante envases personalizados, campañas e historias asociadas a la marca, que pueden ser una forma poderosa de atraer a los compradores a la tienda y crear lealtad a la marca.
Cuando se trata de elegir entre marcas blancas y marcas tradicionales, la decisión puede depender en última instancia del consumidor individual.
Las marcas blancas tienen el potencial de ofrecer a los compradores productos de calidad a precios más bajos, además de dar a los minoristas un mayor control y mayores beneficios.
Además, las marcas blancas pueden proporcionar a los minoristas una forma única de desarrollar su identidad de marca en el mercado, lo que las convierte en una opción valiosa tanto para los minoristas como para los consumidores.